Tiene una de las caras más perfectas del mundo del espectáculo. Y esto lo acompaña con un talento poco común: la versatilidad de interpretar a mujeres inocentes como en Verano del 98, apasionadas como en Resistiré, o con personalidades impactantes como en El Deseo. El año pasado, como Betina en Viudas e Hijos del Rock and Roll, demostró que la música no solo la inspira sino que también la lleva en la sangre. Sus exparejas confirman esta faceta: el papá de su hijo André es, nada más ni nada menos, el exitoso Emmanuel Horvilleur y, hace menos de un año, fue novia del cantante de Tan Biónica, el Chano Charpentier. Además, hace muy poquito se confirmó que espera a su segundo hijo junto al actor Michel Noher. Trabajadora hasta el cansancio, rasgo que le atribuye al universo por ser capricorniana, acaba de grabar Artax, película que protagoniza junto a Gonzalo Valenzuela y que homenajea la lucha y la niñez. Además, presentó su colección de Otoño/Invierno en la última edición del BAF con la marca de ropa que creó con su amiga Paula Kohan. Definitivamente, la prueba de que un envase chico no es indicador de nada: en su metro sesenta Celeste esconde un espíritu incasable de crear y ser todo lo que pueda y quiera. En este ping pong, mucha de su chispa mágica.
Una comida: ensaladas. Soy vegetariana hace 3 años.
Un auto: sobrio, cómodo y volador.
Una marca de ropa: Cid.Kohan. Pero si me convidás un vestido de Valentino, no me ofendo (se ríe).
Una virtud: no miento.
Un defecto: el hecho de no mentir, porque a veces trae problemas.
¿Cómo te definirías? En coherencia con mi espíritu. Gracias a eso, las malas críticas o los comentarios malintencionados no me lastiman, al contrario. Aprendí a silenciarlos y a tomar de cada cosa lo mejor. Soy tranquila, no me gustan los problemas, ni los gritos, ni las discusiones. Adoro estar en mi casa y también compartir muchos espacios con mis amigos. Soy inquieta por naturaleza, curiosa, observadora… y no concibo la vida sin risas y humor.
Tu mejor faceta: el compromiso.
Extrovertida o introvertida: ambas.
Una frase que te sea simbólica: “Quien se define demasiado a sí mismo, no puede saber quién es”, de Lao Tse.
¿Qué te hace reír hasta que te duela la panza? Mi hijo, André.
¿Y llorar? También, mi hijo.
El mejor viaje que hiciste: fueron varios. Viajar en sí es el mejor viaje.
Un sueño pendiente: no tengo. Intento concretar día a día pedacitos de mis sueños diarios. A veces llegan más rápido, otras se toman su tiempo y muchos sencillamente no llegan. Entonces no tenían que ser. No creo en las cosas pendientes.
Un momento del día: el amanecer, el atardecer, el anochecer.
Tu lugar en el mundo: mi casa.
Lo que más te enseña tu hijo: a ser mejor persona.
Un recuerdo que no te gustaría olvidar jamás: los juegos con mi hermano en los interminables pasillos de la casa de mi abuela. Hace unos años escribí y dirigí un cortometraje llamado Limbo y lo filmé ahí. Fue mi manera de hacer vívido aquel recuerdo.
Un aroma: el de la tierra después de la lluvia.
Una virtud que admirás de la gente: la madurez.
Si pudieras elegir tener un don, ¿cuál elegirías? La teletransportación.
¿Qué pensás de la fidelidad? Creo en ella, incluso que es la base de todo.
Un TOC: No piso los terceros escalones de las escaleras.
Tu tatuaje más simbólico: un colibrí y una flor que llevo en la espalda. No tiene ningún significado, pero me gustan las cosas cuando simplemente son “porque sí”.
Lo más rebelde que hiciste: un libro de 268 páginas, con un único ejemplar, para mi novio de aquel entonces. Un libro que sea solo suyo.
El mejor regalo que te hicieron: una artesanía de colores que trajo mi hijo de un viaje de estudios para nuestro jardín. Me conmovió mucho que ¨pensar en mamá” haya sido pensar en nuestra casa.
Si tus amigas hablaran, ¿qué dirían de vos? “Podes dejar de trabajar, Cel?” y yo les respondería: “Soy capricorniana, cabrita trabajadora”… entonces terminaríamos hablando de astrología, amores y sueños entre risas.
Una mujer a la que admirás: muchas. Te diría, casi sin dudar, que toda mujer tiene una historia para admirar.
Algo que te guste de vos: que no soy jodida.
Algo que cambiarías: la sensación de que siempre hay algo por hacer.
Si no fueras actriz, ¿qué serías? Escritora.
¿TV, cine o teatro? El cine es el lugar en el que me siento más cómoda. Tiene el tiempo perfecto. Me gusta el trabajo con el director y me genera mucha curiosidad la elección de los planos, los movimientos de cámara… casi como en la vida..
¿De qué se trata tu próximo papel en el cine? En Artax interpreto a una madre que tiene que armarse de fuerzas para sobrellevar un legado de deudas que le deja su marido al morir. A todo esto se le suma que tiene un hijo pequeño con Asperger. Es un homenaje a la lucha, al amor y a la niñez.
Un director: muchos. Bergman, Wenders, Tarkovski, Martel.
Una actriz a la que admirás: Mercedes Morán, quien interpreta mí mismo personaje de adulta en la película. Admiro cómo logra transmitir todo lo que transmite sin desbordar en histrionismos Junto a Graciela Borges, creo que son dos referentes nacionales.
¿Qué pensás de la moda? Comparto aquello que decía Coco Chanel: “Las modas pasan de moda, el estilo jamás”. Lo importante es encontrar el propio, llevar el traje que te haga sentir más cómoda.
Lo que te inspira a la hora de crear ropa: la música, el cine, los 70, los mercados mexicanos, los colores de Perú, el norte argentino, las flores.
¿Qué es Cid.Kohan para vos? Un aprendizaje, un lenguaje nuevo. No es algo que quiera tocar “de oído”; quiero aprender de qué se trata. Con mi socia, Paula, hacemos absolutamente todo, con todos los pros y los contras que eso conlleva. Pero logramos una hermosa armonía entre las dos. Y una confianza absoluta. Nos escuchamos, aprendemos de la otra. Podríamos decir que se parece mucho a una pareja perfecta.
¿Qué busca una clienta de Cid.Kohan? Un espíritu creo. Porque no es solo una marca de indumentaria, sino el universo que lleva alrededor. Una identidad que se va construyendo, partiendo desde las prendas, pero sin perder el arte, la música, el compartir y las risas.
¿Qué pasó en el BAF? Nuestra colección, llamada De profesión, Actrices, se presentó allí a través de un cortometraje dirigido por Milton Kremer, realizado en el Teatro Liceo. Nuestra intención fue capturar el universo de los escenarios, el contraste entre una sala llena con la exposición de un/una actor/actriz y el momento de intimidad en un camarín, cuando las luces se apagan y resuena solo el propio eco. Nos acompañan dos queridos amigos y colegas que vinieron a sumarse y divertirse con nosotras, Gonzalo Heredia y Luciano Castro.
¿De dónde surgió tu interés por la indumentaria? Desde mi rol de actriz, siempre entendí que la indumentaria no era un detalle menor. Como dice Woody Allen: “un personaje es un 50% su vestuario”.
¿Te considerás fashionista? No.
Definí amor: todo lo que existe y todo lo que se está por inventar.
¿Estás en pareja actualmente? No.
¿Qué es la felicidad? Estar en el lugar en el que estás y no querer irte nunca. Pero no enojarte cuando te toca hacerlo.
¿Algo que nadie imaginaría de vos? Que tengo 7556 años (se ríe).
Un libro: muchos. El último favorito que leí es Agua Viva, de Clarice Lispector.
¿Escribir o hablar? Ambas. Y también saber hacer silencio.
Eso que hacés cuando nadie te ve: leo, sin parar.
¿Qué pensás de la terapia? Que en casos de necesidad puede ser muy productiva. Pero en casos de ya no tener esa necesidad, se puede transformar en un mal hábito.
¿Tu rutina de belleza? Como sano, tomo agua, casi no tomo alcohol. Me quito el maquillaje todas las noches, no tomo sol. Uso protección solar todos los días.
¿Cómo te alimentas? Soy vegetariana. Como frutas, semillas, leche de almendras, casi ya no más lácteos. Hice cursos de cocina que me orientaron un poco sobre esta forma alimenticia.
Una prenda que no te puede faltar: un pantalón amplio, exageradamente oxford, y una remera o camisa.
La ropa que elegís para sentirte sexy: esa. Los escotes no son para mí, me incomodan y a la vez no siento que sean sexies.
Un infaltable en la cartera: rimmel. Y mi agenda de papel.
Si te digo karma, respondés: solo es hacer las cosas bien, para bien. Lo otro no sirve, no va. Aunque no existiera el karma, existe el cómo me siento con lo que hago.
Le mejor actitud ante la vida es: disfrutarla. No enojarse cuando las cosas no son cómo esperábamos. A aprender vinimos, no hay tantos errores, al final de cuentas, son solo posibilidades.
Una elección de vida: la que te haga sentir bien, lúcida y sana.
Lo que necesitás hacer para dormirte tranquila: ponerme el pijama.
Un deseo para el 2016: que no nos olvidemos de sonreír.
Proyectos para lo que resta del año: terminaré el rodaje en Chile a mediados de abril, e inmediatamente ya comenzaré con el armado de la campaña para el próximo verano. La colección va a ser muy linda: volátil, musical y liviana. Siento que cada vez va encontrando su mejor voz.
Esta nota fue publicada en la edición #44 de Revista Mustique.