No es solo un personal trainer, ni un escritor, ni un referente en fitness o bienestar personal; tampoco un padre, ni un hijo, ni un profesor… es Daniel Tangona. Ese nombre representa para muchos “evolución”, porque para ‘Tangona progresar’ no es ser más exitoso en lo que uno hace, sino sentirse mejor, tener salud e ir en busca de ella. Crecer con la mayor cantidad de momentos felices y envejecer con dignidad. Disfrutar de un momento para uno mismo, activar la endorfina, la alegría de vivir. Y, sobre todas las cosas, enseñar a estar mejor.
Fotos: Francisco Tangona
Daniel no se cansa de aprender: incursionó en el fitness, en la psicología, en la medicina, en la literatura, en la meditación. Es un personaje inquieto, despierto y disciplinado, que intenta lograr el bienestar y la armonía. También es autor de tres libros exitosos en los que cuenta cómo acompaña a las personas a sacar lo mejor de sí mismas para encontrar su mejor versión. Nació en Buenos Aires, y desde chico, gracias a su padre, el mítico personaje de La Momia en Titanes en el Ring, se crió rodeado de gimnasios. Por eso no sorprende que cuando eligió su profesión se embarcó de lleno en el mundo del fitness. Es un entrenador personal certificado por la National Council on Strength & Fitness, miembro de IDEA Health & Fitness Association, creador del Delivery Gym y referente del Boot Camp Fit en Latinoamérica. Hace más de 30 años que se dedica a brindar un acompañamiento integral a diferentes personas para que cada una de ellas pueda llegar a su máximo potencial y sentirse bien. Según él, el secreto está en formar hábitos, porque aunque cueste generarlos, una vez que se logran, empiezan a trabajar para vos. Además de ser certificado como coach profesional, se capacitó en las prestigiosas Universidades de Yale y Harvard en los Estados Unidos y en Torcuato Di Tella. Por otro lado, se recibió de entrenador personal en la Universidad de Miami. Con ustedes, Daniel Tangona.
¿Por qué nos cuesta tanto si nos hace bien?
Porque no encontramos la motivación, el entrenador que nos caiga bien, y al principio si no nos conocen, nos pueden llegar a lastimar. Es difícil encontrar la motivación, pero para eso necesitamos y debemos hacer de eso un hábito. Una vez que está el hábito, ya trabaja para vos. Pero no siempre estás motivado, porque en la vida pasan cosas, entonces luego del hábito viene la disciplina, que es la que te empuja a hacer lo que no querés hacer en un momento determinado.
Además de todo esto, necesitamos voluntad, y no excusas. Las excusas engordan y enferman. Una vez que la salud no acompaña, se apaga todo. No tiene que ver con la edad, sino con la actitud. La gente envejece porque deja de moverse, porque se alimenta mal y deja de tomar agua. No se da cuenta de que si no se mueve, se oxida.
¿Cual es la mejor versión de Daniel Tangona?
La de ahora, encontré paz y tranquilidad. Antes era un ser más agresivo, estaba en contra del mundo y sentía que el mundo estaba en mi contra. Como no puedo cambiar al mundo, cambié yo. Ahora veo todo desde una óptica que me gusta, hago lo que me gusta, tengo mucha libertad, estoy cosechando lo que trabajé durante 50 años de mi vida.
¿Cómo influye la actividad física en la psiquis emocional?
Hace un tiempo se descubrió que es cuerpo mente- espíritu, no son áreas separadas Los humanos no solo irrigamos sangre cuando entrenamos, sino que los últimos estudios en neurociencia demostraron que también lo hacemos por el cerebro. Yo soy entrenador de músculo y cardio, pero entendí que una parte clave del entrenamiento tiene que ver con la meditación, la respiración, el silencio y el desarrollo personal.
¿Cómo entra la meditación en todo esto?
Es una parte importante del entrenamiento. Cuando terminas una clase de cardio, lo normal es que agarres tus cosas y te vayas. Yo en cambio, hago que te sientes, que bajes 77 un poco las pulsaciones, que respires. Es una parte fundamental para el bienestar personal.
¿Cómo hacés para motivar a alguien que no está acostumbrado, a pensar en su bienestar físico?
Desde la pasión. Llego a dar mi clase de la mañana y no estoy cansado ni dormido. Motivo a las personas desde la pasión de hacer lo que me gusta, yo disfruto. Intento transmitir que entrenar es cuidarse a uno mismo, es tener conciencia del cuerpo que tenemos y de nuestra salud, es sentir los músculos para que nos protejan de los dolores, y sobre todo es prevenir el envejecimiento y ser más felíz. Cuando alguien me llama para que empiece a trabajar con él o ella, me doy cuenta si vamos a perdurar o no. Esto se llama psicología cristalizada.
¿Qué es?
Es saber cómo llega una persona: enojada, triste, preocupada contenta, y en base a eso sé qué tipo de clase voy a dar. Siempre intento leer estas situaciones, porque a todos nos pasan cosas. Nunca sabés quién, cómo y porqué alguien entra a un gimnasio, por eso siempre trato de la mejor manera a todos. Esto lo aprendí del cardiólogo número uno del mundo, Valentín Fuster.
¿Cuál fue el desafío más difícil de tu vida?
Creo que mi desafío más grande siempre fue ir en contra de lo que la gente me decía. Frases como “mirá que todo lo que sube tiene que bajar”. Mi mayor desafío siempre fue trabajar duro para lograr en dónde y cómo estoy ahora. La convicción y perseverancia me acompañaron durante 50 años.
¿Siempre te imaginaste en esta profesión?
Mi padre me metió en un gimnasio cuando era muy chiquito, cuando tenía 4 años ya estaba colgado de una barra. A diferencia de lo que todos creen, no soy un gran deportista. Hice de todo, pero ando en bici, no soy muy bicho de gimnasio. Soy un entrenador de fitness, hago que se muevan las piedras porque me apasiona.
¿También te apasiona ver resultados?
Por supuesto, me encanta ver resultados, pero no soy un obsesivo de eso, yo voy más a la búsqueda y a la manera en la que se transita ese camino. La gente tiene que entender que cada uno tiene que luchar por estar mejor, si uno no lo hace, nadie lo hará. Todo eso tiene resultados muy positivos, porque la persona va a dormir mejor, comer mejor, y sus elecciones siempre van a ser mejores. Va a evolucionar con la meditación, la respiración, el silencio y el desarrollo personal.
¿Cómo entra la meditación en todo esto?
Es una parte importante del entrenamiento. Cuando terminás una clase de cardio, lo normal es que agarres tus cosas y te vayas. Yo en cambio, hago que te sientes, que bajes 77 un poco las pulsaciones, que respires. Es una parte fundamental para el bienestar personal.
¿Cómo hacés para motivar a alguien que no está acostumbrado, a pensar en su bienestar físico?
Desde la pasión. Llego a dar mi clase de la mañana y no estoy cansado ni dormido. Motivo a las personas desde la pasión de hacer lo que me gusta, yo disfruto. Intento transmitir que entrenar es cuidarse a uno mismo, es tener conciencia del cuerpo que tenemos y de nuestra salud, es sentir los músculos para que nos protejan de los dolores, y sobre todo es prevenir el envejecimiento y ser más felíz. Cuando alguien me llama para que empiece a trabajar con él o ella, me doy cuenta si vamos a perdurar o no. Esto se llama psicología cristalizada.
¿Qué es?
Es saber cómo llega una persona: enojada, triste, preocupada contenta, y en base a eso sé qué tipo de clase voy a dar. Siempre intento leer estas situaciones, porque a todos nos pasan cosas. Nunca sabés quién, cómo y porqué alguien entra a un gimnasio, por eso siempre trato de la mejor manera a todos. Esto lo aprendí del cardiólogo número uno del mundo, Valentín Fuster.
¿Cuál fue el desafío más difícil de tu vida?
Creo que mi desafío más grande siempre fue ir en contra de lo que la gente me decía. Frases como “mirá que todo lo que sube tiene que bajar”. Mi mayor desafío siempre fue trabajar duro para lograr en dónde y cómo estoy ahora. La convicción y perseverancia me acompañaron durante 50 años.
¿Siempre te imaginaste en esta profesión?
Mi padre me metió en un gimnasio cuando era muy chiquito, cuando tenía 4 años ya estaba colgado de una barra. A diferencia de lo que todos creen, no soy un gran deportista. Hice de todo, pero ando en bici, no soy muy bicho de gimnasio. Soy un entrenador de fitness, hago que se muevan las piedras porque me apasiona.
¿También te apasiona ver resultados?
Por supuesto, me encanta ver resultados, pero no soy un obsesivo de eso, yo voy más a la búsqueda y a la manera en la que se transita ese camino. La gente tiene que entender que cada uno tiene que luchar por estar mejor, si uno no lo hace, nadie lo hará. Todo eso tiene resultados muy positivos, porque la persona va a dormir mejor, comer mejor, y sus elecciones siempre van a ser mejores. Va a evolucionar.
¿Qué pensás del ayuno intermitente?
Voy a hablar desde mi experiencia personal, ya que estas cosas no son para todos. En toda conducta nueva o dieta, siempre antes de comenzar hay que consultar con un médico y un entrenador físico, porque no somos todos iguales. Para mí fue maravilloso, tenía mucha acidez y me dolía bastante la panza, todos los desayunos me caían mal, pero con el ayuno soy un hombre nuevo, me cambió la vida. Desayuno a eso de las 10 de la mañana y después tal vez me como un huevo o algo consistente, pero siempre intento mantener las 12 horas de ayuno porque me resulta positivo.
Creaste el concepto de Delivery Gym, ¿en qué consiste?
Te paso a buscar en mi camioneta y vamos a entrenar al aire libre. A veces si la gente no desayuna después de entrenar nos quedamos un rato, es cuestión de facilitar a las personas que vayan a entrenar.
¿Qué son Las Tangonas?
Es un grupo homogéneo de mujeres donde se logró complementar el ejercicio físico con un condimento muy especial: la actividad social. Es un grupo muy lindo y unido con el que hacemos cenas, viajes, cumpleaños. Antes de la clase se juntan a tomar un café, se dan el espacio para disfrutar. Este grupo se consolidó hace más de 30 años. Primero entrenaron las madres, luego las hijas, y ahora las hijas de ellas, es maravilloso.
¿Que cosas te preocupan del comportamiento humano?
Me preocupa la violencia, que el diálogo no exista más. Tengo tres hijos, y tres nietos, Francisco de 19 años, mi hija Maria Belén y Facundo de 40 años y soy abuelo de tres nietos divinos, Julieta, Sebastián, y Sol. Y es por eso que estoy constantemente preocupado, por la inseguridad que se vive día a día, y el estado de zozobra de la gente es alarmante. Pienso en ellos, en su futuro y me pone mal.
¿Cómo descubriste la escritura?
Una vez escribí una nota de abdominales en la revista Noticias, y fue la nota más leída de la revista. Luego de esa nota me llamaron para que escriba mi primer libro y ahí sucedió, comencé a leer mucho y a escribir sobre lo que hago, y ya voy por el tercero.
¿Quién ha sido tu héroe?
Mi principal motivador ha sido siempre mi padre. A pesar de que murió cuando yo tenía 8 años, siempre lo admiré mucho y fue mi motor. Mi madre fue la que me enseñó que la vida no es fácil, pero ella hizo mucho sacrificio para bancarnos a mi hermana y a mí.
¿Qué crees que ocurre después de la muerte?
La muerte en una persona joven es un naufragio, y en una persona vieja es un buen puerto. Vivimos en un hotel tres estrellas, cuando morimos pasamos a un 5 estrellas. Lo único que lamento de la muerte no es la muerte en sí misma, sino dejar a mis hijos, mis libros, mis bibliotecas, mis clases, todo lo que me queda por escribir y vivir. Esto sería lo que lamentaría de morir.
¿Porqué pensas que la gente se volcó tanto a la espiritualidad?
En la pandemia no solo se engordó el cuerpo, se debilitaron las almas. La gente descubrió que teniendo 10 millones de dólares o teniendo cero pesos todos entraban en una misma sintonía, en un mismo miedo de morir. La pandemia llegó para hacernos dar cuenta de que es un cisne negro y que puede volver en cualquier momento, y del miedo que tuvimos nos refugiamos en lo espiritual.
¿Un consejo?
Que sean egoístas sin lastimar a nadie, hay que pensar más en uno. No se puede estar bien con los demás si uno no está bien. Sin eso, no se puede disfrutar de la vida, porque todo lo que uno no haga, no lo va a hacer nadie. Hay que estar en constante evolución personal. La mejor inversión somos nosotros mismos.