Parque Nacional Torres del Paine
Descubre la maravillosa experiencia visual de las Torres del Paine, ubicadas a solo 154 kilómetros al noroeste de Puerto Natales y 399 kilómetros de Punta Arenas, en la Región de Magallanes y la Antártica chilena. Este santuario natural de nuestro país fue declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco en 1978 y se alza como el parque nacional más relevante de Chile, además de haber sido catalogado como la octava maravilla del mundo. Así es que prepárate para quedar fascinado mientras te aventuras en una de las tantas experiencia de trekking que ofrece el Parque Nacional, aptas para todos. Desde paseos en automóviles a miradores increíbles, caminatas de pocos minutos y cabalgatas por distintos senderos, hasta largas expediciones, siguiendo el Circuito O y W, llamados así por la forma que tienen sus recorridos.
Para comenzar tu travesía, deberás tomar un avión que te lleve a Punta Arenas, para luego continuar tu viaje en auto hasta la ciudad de Puerto Natales, ya que desde ahí podrás llegar al Parque Nacional Torres del Paine y maravillarte con sus 17 horas de luminosidad que acompañan los días de verano, algo verdaderamente único. O tener la oportunidad de presenciar el deslumbrante amanecer, cuando los cuernos del macizo Torres del Paine se tiñen de tonos morados y rojos, creando un espectáculo visual sin igual. Asimismo, navegar por las turquesas aguas del lago Grey, es un espectáculo que encandila por la imponente presencia del glaciar que lleva su nombre.
En este viaje, sé el espectador privilegiado de la asombrosa vida silvestre que habita en este mágico lugar. Desde el fresco aire que respirarás al acercarte, hasta los majestuosos cóndores que te darán la bienvenida con su vuelo. Observa con detenimiento a zorros, huemules y guanacos a lo largo de tu recorrido, y si tienes paciencia, podrías ser testigo de la impactante aparición del esquivo puma. Prepárate para sumergirte en esta experiencia única en el corazón de la naturaleza.
Planificar tu visita con tiempo te ayudará a conocer más lugares o disfrutar tranquilamente de la belleza escénica de uno de los rincones más bellos en la Tierra.
Parque Nacional Rapa Nui
Si buscas vivir una experiencia cultural verdaderamente fascinante, visita una de las islas más enigmáticas del planeta. El Parque Nacional Rapa Nui, también conocido como Isla de Pascua, fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1995 por la Unesco, gracias a su inigualable valor cultural y natural. Al visitar este lugar, tendrás la oportunidad de sumergirte en la riqueza de la cultura ancestral, admirar formaciones geológicas únicas y maravillarte con los legendarios moai que se encuentran dispersos en cada rincón de la isla. Las interrogantes sobre su origen y otros enigmas cobran vida al aterrizar en Hanga Roa, el punto de partida perfecto para comenzar esta cautivadora travesía.
Destacado como uno de los principales destinos turísticos del país, Rapa Nui atrae a miles de visitantes que buscan descubrir su mágica historia, impregnada de mitos y leyendas, su restos arqueológicos y su flora y fauna. Además, si eres amante del geoturismo, este lugar es ideal para ti, con tres majestuosos volcanes: Terevaka, Po Ike y Rano Kau, junto con numerosas cuevas y cráteres, como Rano Raraku y el cono de escoria de Puna Pau, todos visitables durante tu exploración en la isla.
La recomendación es planificar tu viaje con antelación y así poder sumergirte en la riqueza histórica de Rapa Nui, explorando las profundidades del océano en inmersiones que superan los 50 metros de visibilidad, disfrutar de cabalgatas, trekking o alquilar motos para recorrer la isla. Además, si viajas entre enero y febrero, serás testigo de la fiesta Tapati, una celebración artística y cultural que se extiende por dos semanas, con competiciones deportivas, bailes y ceremonias ancestrales.
Para ingresar a Isla de Pascua, deberás completar un formulario de acuerdo con tu tipo de ingreso (turista, invitado o Rapa Nui) en el sitio oficial. Asegúrate de tener una estadía máxima de 30 días en la isla, y si viajas como turista, reserva tu alojamiento con anticipación. Asimismo, recuerda respetar las regulaciones locales y preservar el patrimonio único de este tesoro insular durante tu visita.
Caleta Tortel
Caleta Tortel es sin duda uno de los destinos más deseados de la Carretera Austral. Con su verdísima y frondosa naturaleza, sus encantadoras casitas de madera y sus famosas pasarelas, es un lugar que debe ser visitado al menos una vez en la vida.
Se encuentra al sur de la Región de Aysén, por encima de la desembocadura del río más caudaloso de Chile: el Baker. La ubicación de Tortel, en un estuario entre los Campos de Hielo Norte y Sur, ha llevado a esta localidad a estar prácticamente incomunicada, pues hasta 2004 la única opción era llegar por barco. Hoy, la vía de acceso principal a es a través de la Carretera Austral mediante un ramal de poco más de 20 kilómetros que te llevará directamente a este encantador pueblito sin calles ni vehículos circulando.
Al llegar, debes estacionar tu auto y comenzar una travesía a pie por una ingeniosa y compleja red de pasarelas, escaleras y puentes de ciprés que conectan las coloridas casitas a orillas del fiordo. El contraste con la exuberante vegetación es simplemente espectacular. Aunque, si llevas una maleta de ruedas, prepárate para desafíos, ya que las ruedas se enganchan en los tablones y las numerosas escaleras pueden ser un verdadero reto. Lo mejor es entrar a Tortel con una mochila.
Con alrededor de 500 habitantes permanentes, Caleta Tortel no es un pueblo muy bullicioso, pero su encanto radica en su autenticidad. Las casas, algunas construidas sobre el agua en palafitos y otras en la ladera de la montaña, crean un escenario único.
Durante la temporada alta, la vida se anima con turistas explorando las pasarelas y disfrutando de la arquitectura única y con hoteles, restaurantes y empresas de tours que han ido emergiendo gradualmente. Sin embargo, fuera de temporada, la disponibilidad puede ser muy limitada.
En un esfuerzo por mejorar la infraestructura turística, en 2012 se mejoraron pasarelas y se construyeron miradores cubiertos, ya que la lluvia, aunque sea verano, suele estar presente. Desde los miradores podrás notar una curiosidad única de Tortel: el color del agua que varía según las condiciones climáticas y la luz, desde tonos verdes vibrantes hasta matices lechosos o grises. Además, desde los miradores en lo alto del cerro, podrás apreciar vistas panorámicas del río Baker, la Isla de los Muertos y el Fiordo Mitchell. También montañas y cascadas a lo lejos. Paisajes de gran belleza, y muy verdes. Es algo único que difícilmente olvidarás.
Ruta de las Iglesias Patrimoniales de Chiloé
Viajar a Chiloé y perderse la ruta de las iglesias patrimoniales sería un verdadero pecado. Aunque son más de 400 las iglesias que se reparten por el archipiélago de Chiloé, solo 16 de ellas componen esta ruta de templos considerados Monumento Histórico Nacional, y declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2002. Un tesoro arquitectónico único para conocer además la historia y la cultura de Chiloé. La travesía abarca desde la iglesia más antigua, la de Achao, hasta la reconstruida iglesia de Caguach, que resurgió tras un incendio en 1925.
Todas ellas fueron construidas en madera nativa -siguiendo el estilo de la Escuela Chilota de Arquitectura religiosa en madera- por cuadrillas de carpinteros chilotes que utilizaron técnicas de ensambles, empalmes y uniones, reforzadas con tarugos y clavicotes, así como madera de ciprés o coigüe y revestimiento con tejuelas de alerce.
El viaje debe planificarse con detalle, considerando la ubicación estratégica de estas construcciones en el centro de la isla principal y en pequeñas islas accesibles por ferry. Desde Achao hasta Caguach, las iglesias se erigen como guardianes del legado cultural chilote, ofreciendo una experiencia visualmente cautivadora. Y la diversidad arquitectónica es evidente al visitar, por ejemplo, la imponente Iglesia San Francisco en Castro, con sus colores amarillo y morado, o la pintoresca Iglesia de Vilupulli, que destaca por su angosta torre. Cada iglesia tiene su encanto único, como la Ichuac, que alberga un reloj en su pórtico marcando eternamente las 3 de la tarde.
La ruta se divide en tres circuitos: la Ruta Norte Isla Grande, la Ruta Isla Grande, y la Ruta Sur de Archipiélago. Cada una ofrece una selección de iglesias, permitiendo a los visitantes explorarlas según su tiempo, entusiasmo y ritmo.
El proyecto, iniciado hace cinco años, ha evolucionado en una iniciativa completa con información detallada de cada templo, pues cada iglesia cuenta una historia, no solo de fe, sino de la destreza artística de aquellos que las erigieron. Un viaje imperdible para descubrir un maravilloso legado que perdura en estas estructuras centenarias.
Parque Nacional Conguillío
En el corazón de la Región de La Araucanía, a 148 km al noreste de Temuco, se extiende un tesoro natural que cautiva a todos los que tienen el privilegio de explorarlo: el Parque Nacional Conguillío, que con una superficie imponente de 60.832 hectáreas, es el hogar de una biodiversidad única y paisajes que transportarán a un mundo donde la naturaleza es la protagonista.
Conguillío proviene de “Ko-nqilliu” que en lengua mapuche significa “piñones en el agua” o “entre piñones”, denominación que cobra sentido al observar la abundancia de araucarias, árboles milenarios que se erigen majestuosos, y la presencia de imponentes montañas, serenos lagos, lagunas y caudalosos ríos, que crean un paisaje que parece sacado de un cuento.
Su belleza radica además, en la imponente presencia del volcán Llaima y en su vegetación nativa. Entre las especies más destacadas se encuentran milenarios e impresionantes bosques de Araucarias Araucanas (declaradas monumento natural), ñirres, coihues, lengas, palos santos y raulíes. Esta diversidad botánica, junto con una variada fauna, que alberga una serie de especies autóctonas, convierte al parque en un ecosistema fascinante que mezcla colores, sonidos y fragancias, creando una experiencia sensorial única para los visitantes.
Uno de los aspectos más destacados para los aventureros es la subida a la Sierra Nevada, una alta cordillera volcánica que ofrece vistas panorámicas impresionantes. Desde allí, se puede contemplar el nacimiento del río Blanco, el Lago Conguillío y el imponente volcán Llaima como telón de fondo, creando inolvidables postales. Y si de actividades se trata, hay muchas opciones. Desde senderismo y ciclismo de montaña hasta pesca, kayak y esquí en invierno.
En definitiva, un encuentro con la majestuosidad de la tierra y un recordatorio de la importancia de preservar nuestras maravillas naturales.
Reserva Nacional Pingüino de Humboldt
A solo 120 kilómetros al norte de La Serena, se encuentra un santuario natural que cautiva con su biodiversidad y belleza escénica: la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt, un tesoro del norte chileno. Administrado por Conaf, abarca más de 888 hectáreas y está compuesto por tres islas: Damas y Choros en la Región de Coquimbo, y Chañaral en la Región de Atacama. Desde su creación en 1990, la reserva se erige como un refugio vital para la conservación de especies, con un enfoque especial en el icónico pingüino de Humboldt.
Su variada fauna marina se destaca por la presencia del delfín nariz de botella, lobos marinos y chungungos (Lontra felina), y si tienes suerte, podrás avistar, sobre todo en verano, a la ballena fin, la ballena jorobada y al cachalote. Y por supuesto no puedes perderte al rey de esta reserva, al Pingüino de Humboldt, endémico de esta parte del mundo. Entre otras aves se encuentra el pato lile, el pato yunco, guanay, todas especies protegidas y en categorías de conservación.
La travesía por las islas Choros y Damas es una experiencia imperdible. El desembarco en la última permite realizar trekking por un hermoso sendero que ofrece una visión detallada de la flora y fauna local. Por su parte, Punta de Choros cuenta con servicios de gastronomía, alojamiento, pesca deportiva, paseos en bote y algunas hermosas playas, como La Ventana y La Barranca, esta última la más cercana al pueblo. Y si eres amante del buceo, podrás ver algas pardas, conchuelas y paredes verticales llenas de vida submarina, además de esponjas de múltiples colores y peces representativos de nuestro país.
Parque Nacional Queulat
El Parque Nacional Queulat se ha convertido en el destino predilecto de la Carretera Austral Norte y es accesible en un emocionante tour de un día completo desde Coyhaique. Queulat, o “Sonido de Cascadas” en la lengua de los Chonos, es un tesoro natural que forma parte de la imponente Ruta de los Parques de la Patagonia y se ha transformado en un imán para los amantes de la fotografía y la naturaleza, cautivando a quienes se aventuran a explorar sus más de 40 kilómetros de extensión.
Entre los tesoros que esconde Queulat, sus glaciares, ríos y lagunas destacan como los protagonistas indiscutibles. El Lago Risopatrón, con su longitud y angostura en el medio, se erige como un espejo de aguas serenas. La laguna El Puma, se presenta como un verdadero “paréntesis” en medio del denso bosque que la rodea. Mientras tanto, la Laguna Témpanos deslumbra con su color verde intenso. A ellos se suma el Salto Padre García, con su caída de más de 30 metros, y la imponente Piedra del Gato, un farallón rocoso que se eleva sobre el río Cisnes. Y es que en este parque nacional, todo tiene un toque de grandiosidad. Pero definitivamente, la joya de la corona es el imponente Ventisquero Colgante que se alza como el punto culminante del parque, una inmensa cascada de hielo que evoca una sensación profunda y conmovedora en aquellos que se toman el tiempo para contemplar su belleza.
Y aunque sus paisajes son ciertamente alucinantes; su vida silvestre no es menos. Desde las típicas aves del sur de Chile, como el carpintero negro y el martín pescador, hasta majestuosos cóndores planeando en las alturas, lo convierten en un verdadero santuario natural. Sobre todo, si la suerte te acompaña, y te encuentras con pumas y zorros culpeos.
Para los amantes de la aventura, el parque ofrece diversas actividades como trekking, acampar en diferentes sectores, navegaciones en bote y paseos en bicicleta. Aunque estas experiencias están disponibles durante todo el año, el verano, entre diciembre y marzo, se recomienda por las condiciones climáticas más favorables, recordando que Aysén ostenta el título de la región más lluviosa de nuestro país.
Por Francisca Vives K.
Fotos: Gentileza Sernatur