Con la meta de hacer la cultura accesible a todos, Fundación Antenna implementó hace nueve años un modelo innovador enfocado en la creación de una comunidad de entusiastas y benefactores del arte. En colaboración con sus socios, ha establecido una red que abarca a artistas y gestores culturales, museos y galerías, empresas e inversionistas, todos dedicados a promover la cultura chilena tanto a nivel nacional como internacional.

Era 2014 y Constanza Güell, licenciada en Estética y gestora cultural; Elisa Ibáñez, diseñadora y máster en Gestión de Negocios; y Alfonso Díaz, periodista y consultor en asuntos culturales y comunicación estratégica, se encontraban en un momento crucial de sus vidas profesionales y personales, pero con una visión clara sobre cómo se podía operar e implementar un cambio cultural significativo en el país. Como Alfonso recuerda, sus caminos se alinearon como si los astros se hubiesen confabulado, encontrándose en etapas de vida en las que, a pesar de sus éxitos profesionales, sentían la necesidad de hacer un giro y contribuir al país de una manera más profunda. Así nació Antenna, con el objetivo de ser un puente entre filántropos, artistas, empresas y público, y de paso amplificar instancias y experiencias que se tradujeran en un impacto real.
En su noveno aniversario es justamente Alfonso Díaz quien nos cuenta cómo han ido construyendo esta comunidad filantrópica que funciona como un espacio de encuentro y aprendizaje, pero también como un motor de difusión y financiamiento cultural.
Las cifras de estos nueve años, sin duda hablan de un tremendo trabajo realizado.
La verdad es que sí, y es un orgullo y una responsabilidad también. Cuando recién partimos éramos tres amantes del arte y la cultura chilena que, en ese entonces, sentíamos una gran barrera entre la sociedad y el mundo del arte. Pero no era una separación que se debía a un desinterés, sino más bien a la falta de espacios donde ambas partes pudieran encontrarse. Juntos, pensamos en cómo podríamos unir estos dos mundos. Hoy, tenemos 300 socios activos, una enorme red de artistas y gestores culturales, 30 proyectos en alianza con empresas y fundaciones, y más de 400 sesiones en las que se ha dado a conocer el trabajo de artistas, galeristas, museos y otros actores del ámbito cultural.
También hay hitos que son difíciles de cuantificar, pero igualmente de gran valor.
Así es, como la excelencia, la confianza, la fidelización y el hacer comunidad. Desde 2021, reestructuramos nuestro directorio para involucrar directamente a socios de la Fundación, quienes son destacados referentes en el mundo cultural y empresarial. También creamos las áreas comercial, administrativa, contable, tributaria, prensa, diseño y TI. Hoy 12 personas trabajan en la fundación más un equipo multidisciplinario de colaboradores que incluye gestores culturales, ingenieros comerciales, abogados, artistas, periodistas, publicistas, diseñadores. Y desde 2023 iniciamos un proceso de asesoría y auditoría, con el objetivo de identificar oportunidades de mejora y proporcionar información transparente a nuestros socios y colaboradores.
Alfonso se refiere a la red de socios que pagan anualmente una membrecía -las hay de distintas características- para participar de las sesiones, encuentros y actividades organizadas por Antenna. Se trata de una comunidad, en su mayoría formada por profesionales de distintas disciplinas —ingenieros, abogados, arquitectos, empresarios—, que semanalmente tienen la oportunidad de conocer a artistas y agentes del arte en primera persona. Alfonso cuenta además, que hace cuatro años, con la colaboración de un grupo de socios del Círculo Antenna, que se comprometieron a aportar al menos $10.000.000 anuales durante tres años, conformaron el grupo Patrons, que está asociado a un fondo de filantropía. “Los invitamos a hacer un aporte mayor con el fin de fortalecer la fundación y expandir nuestro quehacer y se sumaron encantados, porque ya conocen nuestro trabajo y ven el impacto que tiene. Esa confianza solo se da cuando nos conocemos y es muy lindo porque algunos de ellos están con nosotros desde el inicio de la Fundación”.
¿Cómo recuerdas esos comienzos hace casi una década?
Desafiantes pero muy lindos. Durante el primer año y medio, lo que hacíamos era visitar galerías, talleres de arte y casas de coleccionistas, lo que permitió generar un tejido humano. Generalmente, cuando alguien te presenta algo, lo que haces es compartir esa experiencia con quienes te rodean. Luego, se pasa a una segunda etapa, donde te gusta el artista y decides comprar una de sus obras. Quizás llegues a una tercera etapa, en la que te gusta tanto el artista que empiezas a apoyarlo. Así, cuando ese artista tenga un nuevo proyecto, sabrá que cuenta con un patrocinador para realizarlo. Estas son algunas de las maravillas que, aunque no tan comunes, suceden. Actualmente en nuestra comunidad de 300 personas, es muy posible que ocurran casos como el del gerente o dueño de una empresa que dice: “Quiero aportar al arte y ver cómo podemos involucrar a mi empresa en el apoyo a las artes visuales”.
¿Las sesiones Antenna, son de alguna manera, como una especia de premio para los socios?
Nosotros lo llamamos una retribución; es un concepto que se denomina filantropía activa. Se trata de algo que, para ser sostenible en el tiempo, no consiste solo en dar y recibir. Hoy en día, creo que el mundo ha cambiado y la gente busca ser más participativa. Incluso, la persona que dona quiere conocer y ser parte de la vida del artista. Antenna te brinda esa oportunidad de ser un participante activo. Así, a cambio de la membresía, ofrecemos un programa anual de experiencias donde puedes conocer en primera persona a artistas, coleccionistas, directores de museos y de galerías.
Entiendo que la clave para fomentar el desarrollo cultural y artístico de un país reside en la colaboración entre los sectores público y privado. ¿Cómo ha sido la experiencia de Antenna en este contexto?
En Antenna, hemos comprendido esto desde el principio. Por ello, hemos desarrollado un área de proyectos en la que trabajamos junto a empresas interesadas en contribuir al desarrollo del arte y la cultura. Hasta la fecha, hemos llevado a cabo más de 30 proyectos, creando en cada uno de ellos ecosistemas que promueven el arte.
Cuéntanos cuáles de estos proyectos considera Antenna que han tenido el mayor impacto social y cultural.
Guau, son muchos y algunos con un increíble impacto social. Nosotros entendemos el quehacer artístico, pero también las necesidades estratégicas de una empresa o su responsabilidad social empresarial, y a través del arte desarrollamos proyectos que puedan atender los distintos intereses. Bank of America , por ejemplo, fue una de las primeras empresas que confió en nosotros. Ellos querían involucrarse con el arte a través de una iniciativa relacionada con la tercera edad, el emprendimiento y el rol de la mujer. Así nació PAM (Premio Artista Mujer), un proyecto muy especial en el que reconocemos a mujeres artistas visuales a partir de los 60 años. Con el premio PAM, nos dimos cuenta de que estábamos llenando un vacío, y fue muy gratificante literalmente reconocer a una generación de artistas que existía, pero que, debido al contexto e historia, nunca había tenido un espacio y reconocimiento adecuados. Ya llevamos cinco años, hemos distinguido a 16 artistas, y lo más bonito es que muchas de ellas ahora están representadas por galerías, han tenido exposiciones individuales y han logrado una mayor repercusión en los medios.
Por otro lado, junto al grupo Falabella y Sodimac, estamos llevando a cabo el cuarto año del proyecto “Murales para Chile”, donde destacados muralistas han transformado las fachadas de colegios, fomentando un diálogo y vínculo enriquecedor con la comunidad escolar, porque durante un mes el muralista trabaja con niños entre los 6 y 15 años enseñándoles composición y teoría de color o cómo se hace un mural. Lo bonito es que no solo participa el artista y los alumnos, también profesores y apoderados que juntos eligieron el tema del mural, el que muchas veces tiene que ver con el Chile de hoy: problemas medioambientales, rol de la mujer o de los niños, diversidad cultural y racial, entre otros. Se interviene la fachada del colegio y el entorno cambia. Los vecinos también lo reciben, es un impacto redondo para toda comunidad.
Finalmente hemos llevado el arte también a nuevos públicos, como es el caso de Extrasolar, un concurso de arte digital que realizamos junto a GMTO (Magallanes Telescopio Gigante), con el financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo, donde invitamos a creadores digitales desde los 14 años a imaginar el universo más allá del sistema solar en un video de 30 segundos que debía subirse a redes sociales. Fue muy lindo porque llegaron más de 450 postulaciones de todo Chile y Antenna logró introducir el arte en el contexto de la astronomía y demostrar la versatilidad de las artes como herramienta de educación y sensibilización.
¿También han visibilizado la carrera de grandes artistas visuales chilenos?
Así es, hemos implementado acciones que fueran coherentes con el quehacer de las empresas y que al mismo tiempo tuvieran un impacto relevante en el mundo del arte. Gracias a estas alianzas y la comunidad de socios hemos podido apoyar importantes proyectos como la Bienal de Artes Mediales de Santiago, a Voluspa Jarpa en la Bienal de Arte de Venecia y su individual en el Museo Malba de Buenos Aires, a Smiljan Radić en el desarrollo y edición de su primer libro monográfico: “Obra Gruesa”, hecho en alianza con Ediciones Puro Chile y Hatje Cantz y la muestra de Cecilia Vicuña en el Guggenheim de Nueva York, entro muchos otros. Con todo esto te estoy diciendo que hoy Antenna hace diplomacia cultural dentro de Chile y en el mundo.
En estos 9 años, ¿cuáles dirías tú que han sido los principales desafíos que ha tenido Antenna en su objetivo de ser puente entre el mundo del arte y la sociedad.
Los desafíos han sido muchos y diarios. Te diría que el primero y más grande fue lograr que creyeran en nosotros desde diversas perspectivas dentro del mundo del arte. Decirles: “Oye, queremos organizar estos encuentros para traer gente y que los conozcan.” Por otro lado, convencer a los socios sobre qué es exactamente esta fundación y su programa de experiencias: ¿Es una productora? ¿Qué es? Así que el principal desafío, hasta el día de hoy, ha sido comunicar claramente qué es Antenna.
Después de que nos conocieron y, con el tiempo, al hacer un buen trabajo, comenzamos a construir relaciones y confianza. Hoy en día, felizmente, te diría que el boca a boca es el principal activo de Antenna. Nunca hemos invertido en publicidad ni en revistas ni en medios de comunicación. Todo lo que hemos logrado ha sido de manera orgánica, a través de entrevistas, reportajes sobre nuestros proyectos, la recomendación de nuestros socios y nuestras redes sociales. Así nos hemos dado a conocer.
Y han llegado a otros nichos amantes del arte también. Cuéntanos del nuevo proyecto “Señal” que entiendo es para un público más joven.
Señal es un proyecto que nos tiene muy contentos. Antenna ha crecido con una comunidad muy activa de personas mayores de 40 años, pero nos dimos cuenta de que no estábamos llegando a las nuevas generaciones, que serán los futuros tomadores de decisiones. Así nació Señal, un piloto para conectar con personas de 25 a 40 años. Colaboramos con empresas como BTG Pactual y Cerveza Loa, y espacios culturales nos abrieron sus puertas.
Señal ofrece un programa de experiencias mensuales donde los participantes pueden comprar entradas individuales o un pase completo, sin necesidad de ser miembros permanentes. Ya hemos tenido dos sesiones exitosas, como una visita nocturna al Bellas Artes y un evento en la ex-fábrica Caffarena con más de 120 asistentes. Muchas veces, los hijos de nuestros socios en Antenna se unen a Señal, lo que les permite disfrutar del arte en su propio espacio. En definitiva Señal está ayudando a cerrar la brecha generacional y a traer nuevas perspectivas y energía a nuestra comunidad artística.
Y se viene una década de Antenna, ¿cómo piensan celebrarlo?
Así es, estamos celebrando nuestro noveno año, pero ya estamos pensando en nuestros 10 años. Más allá de nuestros proyectos como el Premio PAM y Murales para Chile, que continuaremos desarrollando, estamos impulsando una iniciativa llamada Antenna 10 10. Esto significa que, en el marco de nuestro décimo aniversario, lanzaremos una serie de iniciativas con un impacto significativo en el país para los próximos 10 años.
Hemos visto que proyectos como Premio PAM y Murales para Chile han tenido un gran impacto. Por ejemplo, Premio PAM ha recibido invitaciones para expandirse a Perú, Colombia, Brasil y México. Bank of America apoya esta expansión, pero necesitamos más socios. Queremos hacer que Murales para Chile sea un concurso, similar a Extrasolar y el Premio PAM, para apoyar a colegios de la red de Falabella Sodimac, permitiendo que cualquier escuela, incluso en regiones como Punta Arenas, pueda participar.
Un dato importante es que en colegios vulnerables, la participación de los estudiantes aumentó del 40% al 85% después de implementar Murales para Chile, demostrando que el arte puede fortalecer el tejido social y crear vínculos en la comunidad escolar.
Nuestro objetivo es escalar estos proyectos y seguir fortaleciendo la comunidad, actuando como un semillero de filantropía. Queremos llegar a los jóvenes y a la infancia temprana, involucrándolos en el mundo del arte. Además, estamos evaluando la creación de un fondo de inversión en arte con el apoyo del sector privado y estatal.
En resumen, buscamos mayores recursos del sector privado, empresas nacionales y fondos internacionales para generar un mayor impacto en el país. Nos estamos auditando con PriceWaterhouse para esta etapa de escalamiento de la fundación, con el sueño de que esta iniciativa nos trascienda a los tres socios fundadores.
Por Francisca Vives Kunitzky
Fotos: Gentileza Fundación Antenna