Con una vida marcada por la diversidad cultural, los desafíos personales y la pérdida devastadora de su hijo Matteo, la trayectoria de Leonor Varela es un testimonio de resiliencia, amor y crecimiento personal. Desde su infancia en Chile hasta su carrera como actriz y defensora del medio ambiente, Leonor ha enfrentado cada obstáculo con determinación y sabiduría. Su historia es un testimonio conmovedor de la fuerza del espíritu humano y la capacidad de encontrar luz incluso en los momentos más oscuros. Hoy, volcada a reinventarse, y luego de participar de varios proyectos cinematográficos, forma parte del jurado internacional del programa de talentos Got Talent Chile, de Chilevisión, proyecto que la tiene muy entusiasmada, sobre todo por conectar con la gente de nuestro país, con el público, con su cultura, su familia y amigos, en definitiva con su tierra natal.
Es importante destacar que al momento de esta entrevista, Leonor aún no había anunciado su separación matrimonial. Por eso, hemos decidido dejar intacto el contenido de la entrevista hasta este punto. Sin embargo, al cierre de esta edición, aprovechamos la oportunidad para hablar con ella sobre este importante paso en su vida.
Naciste en Chile, pero te viste obligada a dejar el país junto a tu familia durante tu infancia debido al régimen militar. Has vivido en Costa Rica, Estados Unidos, Alemania y Francia. Y hace años te radicaste en Los Ángeles. ¿Cuál es tu conexión con Chile? ¿Alguna vez sentiste que tus raíces se desvanecían?
Sí, efectivamente, crecí viajando, experimentando diferentes culturas, idiomas, colegios y mundos y hace 25 años que estoy erradicada en Los Ángeles. Mi vínculo con Chile es la conexión que uno tiene con su tierra y siento que no desvanece con el tiempo, sino que, por el contrario, se fortalece, similar a los lazos de sangre.
Pero claro, yo no sabía que tenía raíces. Siempre me sentí como una niña desarraigada. Sin embargo, todo cambió cuando regresé a trabajar a Chile por primera vez como adulta e independiente. Fue durante la filmación de una película francesa y luego me ofrecieron participar en la teleserie TicTac tras una nota en el diario. Recuerdo que fue en 1997. Desde ese momento, mi vínculo con Chile se fortaleció y se volvió real. Decidí entonces cuidarlo y hacerlo crecer como una plantita y siempre he regresado para regarla, así es que no siento que mis raíces se desvanezcan, están más arraigadas que nunca.
Fuiste criada en una familia budista, con tu padre incluso manteniendo diálogos con el Dalai Lama. Sin embargo, elegiste seguir un camino espiritual propio, fusionando a esas enseñanzas, elementos del catolicismo ¿Cómo afectó esta decisión tu relación con tus padres?
En el ámbito de la espiritualidad, mis padres siempre nos inculcaron la idea de que, llegado el momento, tendríamos la libertad de elegir nuestras propias creencias. Creo que esto se debe a que ellos mismos crecieron en ambientes religiosos diversos; mi padre, en particular, tuvo una educación católica más arraigada, pero siempre respetó nuestra autonomía y nunca intentó imponernos nada. Por ello, nos criaron con una gran libertad de pensamiento en este aspecto.
Cuando decidí ser bautizada durante mi adolescencia y hablé sobre mi conexión con la Virgen María, Jesucristo y otros aspectos de la religión cristiana, y después más adelante, con mis viajes a la India y mis intereses en el cabalá, mis padres escucharon con atención y, aunque les sorprendió, no lo tomaron de manera negativa. La verdad es que fue un proceso que no generó ningún tipo de conflicto; al contrario, enriqueció el diálogo en términos de intereses, preguntas, planteamientos y conversaciones sobre temas espirituales. A través de nuestras experiencias personales aprendimos a valorar la importancia de una práctica espiritual más allá de adherirnos a una figura o tradición religiosa específica.
Creciste como inmigrante. ¿Qué lecciones crees que aprendiste de esta experiencia?
Ser inmigrante implica siempre ser considerado como una persona de afuera. Esto conlleva la constante necesidad de adaptarse, observar y comprender los modos de vida de los demás, así como entender el ecosistema al que te estás integrando. La lección más significativa que he aprendido de esta experiencia es mantener la mente abierta. Es crucial entender que no existe un único enfoque para hacer las cosas, y que es fundamental mantener la autenticidad y estar receptivo a las diversas formas en que las cosas pueden ser realizadas. Hay múltiples caminos que llevan al mismo destino, y cada cultura, persona o sociedad aborda las situaciones de manera diferente. Sin embargo, en esencia, todos son parte de lo mismo.
La vida te sonreía profesional y personalmente cuando nació tu primer hijo Matteo, quien llegaba a este mundo con un gran desafío de salud. ¿Cómo cambió la perspectiva de tu vida en ese instante?
La llegada de mi hijo Matteo marcó un cambio radical en mi vida, indudablemente. Representó un gran desafío, el más significativo para mí y para Lucas. ¿Cómo transformó mi perspectiva de la vida? De manera completa, 100%. Mis prioridades se reorganizaron totalmente; dejé de lado mi carrera profesional para enfocarme plenamente en la maternidad y en asegurar su bienestar. A partir de entonces, muchas otras cosas pasaron a segundo plano. Creo que mi capacidad para poner las necesidades de los demás antes que las mías se volvió contundente. Ya no me centraba en mis propios deseos, sino en los suyos, y eso por supuesto que tuvo una ola de repercusiones en mi vida.
A pesar del diagnóstico de una enfermedad genética degenerativa para Matteo, decidiste luchar y disfrutar de cada momento junto a él. ¿Qué te dio fuerzas para seguir adelante?
Sí, decidimos enfocarnos en el amor. Optamos por aprovechar el día y el momento que teníamos juntos para compartir tanto las penas como las alegrías. Nos apoyábamos mutuamente, y lo que me daba fuerzas para seguir adelante era él: su luz, su sonrisa, sus ojos. Verlo luchar me inspiraba a luchar también; ¿cómo no iba a hacerlo si él lo hacía? Era un niño extraordinariamente radiante que quería ir más allá y hacer las cosas que él mismo me hacía entender que quería hacer. Y por supuesto que yo lo apañé, porque como madre, no hay mayor alegría que ver a tu hijo realizando sus deseos. Entonces, para mí lo que me dio fuerzas siempre, siempre, fue él.
¿Crees que tu camino espiritual previo te preparó para ser la mamá de Matteo?
Sí, he reflexionado mucho sobre ello. Pienso que mi trayectoria y desarrollo personal, así como espiritual previo, además de la enseñanza que tuve, el padre que tuve, la vida que tuve, me prepararon para ser la mamá de Matteo. Creo firmemente en que todo en la vida ocurre en el momento justo, y sin duda alguna, el haber contado con todas esas herramientas cuando enfrenté el desafío de su enfermedad, su vida y luego su muerte, fue de una gran, gran ayuda.
Muchos matrimonios se separan frente a la enfermedad o muerte de un hijo. En tu situación personal, ¿cómo asumió Lucas la enfermedad de Matteo y cómo fue su relación a partir de entonces?
Es verdad, son pocos los matrimonios que pueden formar un equipo unido frente a un desafío tan grande, y en eso me siento muy orgullosa de lo que pudimos lograr con Lucas. Fuimos un gran equipo. Lucas tiene un corazón de oro, enorme, y enfrentó la enfermedad de su hijo con mucha integridad, fuerza y también presencia. Mientras muchos hombres habrían optado por huir, él estuvo ahí, mostrando una valentía que no todos poseen.
Por supuesto, nuestra relación íntima se vio afectada, pasando a un segundo o tercer plano debido a las necesidades que ocupaba Matteito.
¿Cómo describirías a Lucas como papá?
Es un gran papá. Juguetón, cariñoso, regalón, atento. Siempre hemos sido muy hands-on, como dicen en Estados Unidos, como los dos muy manos a la obra en términos de estar presentes con nuestros hijos, tanto Matteo como Luna.
A propósito de tu pequeña Luna. Ella nació cuando tú ya habías decidido volcarte por completo al cuidado de Matteo y probablemente no recibió toda la atención de mamá y papá debido a la enfermedad de su hermano. ¿Crees que ella lo sintió de cierta manera, cómo era la relación con su hermano?
Lunita nació efectivamente cuando Matteo ya estaba entre nosotros, en este mundo. Aunque contábamos con ayuda en casa y Matteo ocupaba un lugar muy protagónico, siempre me aseguré de dedicar tiempo a Luna. La acostaba todas las noches y le daba pecho; le di pecho hasta grande, dos años y seis meses creo que fueron, y siempre hubo esa conexión especial y esos momentos significativos.
Aunque constantemente teníamos poco tiempo, siempre procurábamos que fuera de la mejor calidad. La relación entre ellos era hermosa; se amaban y se adoraban mutuamente. La cara de Matteito se iluminaba cada vez que Luna entraba a la habitación; la adoraba por completo, y ella siempre fue dulce y cariñosa con él. Hasta el día de hoy, Luna habla de su hermano de manera natural, con mucho cariño tanto frente a sus amigos como a sus profesores. Comparte su historia con una dulzura y una sinceridad que me emociona profundamente. Siento que Matteito siempre la está cuidando.
Tu carrera quedó suspendida y te volcaste a cuidar y amar a tu hijo, hasta lamentablemente perderlo. ¿Crees que esa transformación de una mujer a otra te llevaron a escribir “Ir al Cielo y Volver” . Qué te impulsó a querer compartir tu historia con el mundo y cómo fue el proceso de escribirlo.
“Ir al cielo y volver” fue un texto fundamental para mí. Fue lo que me permitió atravesar las dificultades que enfrenté y salir entera, poder sanar. La escritura se convirtió en una herramienta que me ayudó a comprender y plasmar mis pensamientos, sentimientos y emociones, permitiéndome organizarlos para poder reflexionar y sanar.
Decidí compartirlo porque es una experiencia humana muy común, tal vez no en los detalles de nuestra historia, pero sí en lo que significa la pérdida. Creo que todos hemos experimentado en algún momento el dolor de perder a un ser querido y tener que enfrentarlo. Leer las historias de otros en situaciones similares me inspira, y sentí que al visibilizar la historia de un niño tan hermoso con una discapacidad, con una enfermedad, pero con una vida tan llena de amor, así como la aceptación de su muerte a pesar de los difícil y doloroso que fue, podría tocar la vida de otros de manera auténtica y me pareció valioso compartir esta experiencia.
De hecho, a menudo las conversaciones más lindas que tengo con gente que me sigue o mis fans, o sea quien sea que me conoce, giran en torno a este tema. Es un espacio muy rico y auténtico que me importa profundamente.
Pero compartir una experiencia tan personal conlleva riesgos, especialmente en la era de las redes sociales y los juicios anónimos. ¿Hubo instancias dolorosas o momentos incómodos?
Sí, es verdad que las redes son complejas y los juicios anónimos ahondan. Sin embargo, no sé. Yo no leo mucho y tampoco me quedo en las cosas negativas y los momentos incómodos. Me quedo, al menos en mi memoria, con lo lindo. Por ejemplo, volver a Viña después de la muerte de Matteito, donde me pidieron abrir la alfombra roja en el Festival de Viña del Mar junto con Lucas. Sentí tanto cariño, tanta fuerza y amor, y de tanta gente, que esas son las cosas con las cuales me quedo.
Después de la pérdida de Matteo, te has ido reintegrando lentamente a tu carrera actoral. ¿Cuándo tomaste la decisión de que era hora de volver y qué fue lo más difícil de este proceso?
Es cierto que he estado reintegrandome gradualmente al ámbito laboral. Escribir un libro fue una forma de reavivar mi creatividad y encontrar una perspectiva que me hiciera feliz. Posteriormente, participar en la producción de “La vaca…” y luego en “Miénteme”, así como filmar comerciales, marcaron el inicio de mi regreso efectivo al trabajo, aunque este proceso aún lleva su tiempo. Me doy cuenta de lo diferente que soy ahora en comparación con mis comienzos y es imposible retomar desde el mismo punto. Estoy avanzando desde la persona que soy hoy, y por eso, las actividades que estoy haciendo ahora también representan una forma de reinventarme. Participar como jurado en un programa de talentos, en un reality, son experiencias completamente nuevas para mí, pero las veo como oportunidades positivas. Creo firmemente en la importancia de reinventarse siempre. Lo difícil, es que hemos adoptado un estilo de vida más tranquilo, nos fuimos a vivir a un pueblito, y a veces resulta difícil dejar eso atrás, aunque no tanto. La verdad es que ha sido muy lindo volver a trabajar.
Hablemos de tus últimas películas ¿En “American Cherry”, interpretaste a una madre alcohólica y emocionalmente dañada. ¿Crees que tu propio dolor influyó en la creación de ese personaje?
Por supuesto. Creo que cuando uno hace un personaje, en “American Cherry” u otro, uno utiliza parte de uno mismo para construir una ficción. Es como un Frankenstein. Un poquito de acá, me inspiró un poquito de allá, sacó de mí. Es como pintar un cuadro con varios colores y uno de ellos representa las propias experiencias.
Por el contrario, en “la vaca que cantó una canción sobre el futuro“, interpretaste a una madre en un viaje de sanación. ¿Crees que esta experiencia se relacionó con tu situación emocional del momento?
La vaca fue un viaje bien mágico y el arco de mi personaje, Cecilia, su sanación familiar y personal, es algo que, no solo me impactó mucho, sino que además tuvieron un gran efecto en mí.
¿Y cómo fue la experiencia de “Miénteme”, compartiendo escenas con Lucas?
Hacer la comedia “Miénteme” fue una gran experiencia. Fue la primera vez que trabajaba en Argentina, con una actriz argentina, que es Flor Peña, una mujer muy graciosa, y Benja Vicuña, que también es muy gracioso. Fue todo muy rudo, porque la grabamos en Buenos Aires en pleno verano, en plena pandemia, con el COVID que estaba muy presente, pero dentro de lo que fue hacer una comedia con Lucas, rescató haber podido trabajar en familia.
El corazón es un órgano muy especial que dicen se expande y se pone duro cuando sentimos dolor, cuando hay tristeza, pero también es muy enérgico y fuerte y logra reponerse. ¿Cómo está tu corazón hoy?
Mi corazón hoy está bien. Efectivamente el corazón puede ponerse duro cuando sentimos tristezas, pero requiere respiración, presencia para volver a volver a ponerse elástico. Fíjate que hay un estudio de Japón en donde un hombre explica que el paro cardíaco es porque el corazón estaba poniéndose cada vez más duro, por eso es hay que preocuparse de que siga bombeando con fuerza, con libertad para seguir siendo el órgano que es; es decir, hacer lo que nos impulsa a seguir adelante. Eso yo lo tengo muy, muy claro y me siento en paz con eso.
Has sido una activa defensora de la protección del medio ambiente. ¿Qué causas ambientales te mueven actualmente y cómo las apoyas?
Las causas ambientales que me motivan son siempre las mismas, y tienen que ver con el cuidado del medioambiente, en particular en Chile, con el tema de los salmones. La última campaña que hicimos junto a National Geographic, a mediados del año pasado, en la Región de Magallanes, fue para apoyar la petición de la comunidad Kawésqar, para que su reserva nacional, sea declarada parque nacional, y que esté realmente protegida, porque ahora no lo está. En todo su territorio marítimo, hay muchas salmoneras que están contaminando y perturbando un tesoro natural irremplazable. Y la campaña busca justamente sacar a las salmoneras de ese lugar tan prístino, salvaje y hermoso, que debería estar protegido por el gobierno.
Aceptaste ser parte del jurado internacional en el programa “The Got Talent Chile”. ¿Qué te motivó a asumir este papel y qué esperas de este nuevo desafío?
Lo más difícil o el mayor desafío es cuando hay gente a la que tienes que decirle que no, eso es súper difícil. ¿Y qué es lo que espero en realidad? Lo estoy pasando super bien y eso es lo que espero, conectar con la gente aquí en Chile, con el público, con mi cultura, con mi familia, con mis amigos, con mi tierra.
Leonor, primero que todo, quiero expresar mi respeto por la manera tan sincera en la que compartiste la noticia de tu separación. Es evidente que la familia sigue siendo una prioridad para ti. ¿Cómo estás manejando este proceso de separación, especialmente en términos de cuidar el bienestar de Luna y el tuyo propio? Además, ¿cómo te estás apoyando en este momento de cambios de crecimiento personal?
Gracias por tus palabras, es cierto que la familia sigue siendo una prioridad para mí. El bienestar de Luna es nuestro norte común, y tengo fe absoluta que eso no cambiará nunca. Si bien Lucas y yo anunciamos en conjunto nuestra separación hace muy poquito, ha sido una transición que veníamos trabajando hace muchos meses, algo de largo aliento y en privado. Aunque hacerlo público no es fácil, la parte más esencial de este cambio de estructura familiar ya estaba hecha, lo que me ha permitido afrontar este desafío mucho más tranquila. Por eso también acepté la invitación al programa que me hicieron el año pasado, pues me pareció una instancia muy buena justamente, para comenzar a tomar distancia y retomar mi vida, mis espacios de manera independiente y sentirme sostenida y querida por mi familia y mis amigos aquí.
Me he apoyado en las herramientas que son indispensables para mí: la meditación, la escritura, mover mi cuerpo, la inmersión en la naturaleza, y mi terapia.
Créditos:
Por Francisca Vives Kunitzky.
Fotos Paz Vásquez. Glam Paulina Estay.
Styling Sofia Órdenes.
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