Sus rasgos únicos y expresiones inimitables generan cierta intriga y atracción hacia ella y sus personajes. Su interesante y complicado pasado da curiosidad, en especial a los argentinos. Hace ya un par de años que se dice que es la nueva promesa de Hollywood… y lo viene cumpliendo. Recorremos la breve (y completa) trayectoria de esta joven estrella que se las trae.
¿Sabías que vivió en la Argentina? ¿Que le gusta el dulce de leche? ¿Que habla perfecto castellano (y con tonada porteña)?
Escuchamos esas preguntas bastante seguido estos últimos meses, desde que The Queen’s Gambit se popularizó masivamente y el pueblo argentino descubrió los lazos que lo vinculan con Anya Taylor-Joy, la estrella de
la serie de Netflix. Nos ha pasado con Viggo Mortensen en su momento, ¿no? Quizás estas celebrities no son de cepa 100% argentina pero su paso por nuestras tierras los ha marcado de una u otra manera (y amamos identificarnos con ellos, claramente). Algo similar sucede con Anya Taylor-Joy. La sentimos cercana, nos atrae su trayectoria, nos interesa su carrera. Y su exponencial salto a la fama fue trending topic últimamente, en especial entre argentinos, donde no pasó desapercibida.

¿QUÉ LA HACE ARGENTINA?
Tratar de encasillarla en una nacionalidad sería una ardua tarea: habiendo nacido en Miami, pasado su niñez en Buenos Aires, crecido en Londres y vivido luego en EEUU, Anya (de nombre ruso) es una chica del mundo.
“Vengo de muchos lugares diferentes, pero creo que mi calidez y mi actitud a la vida es de Argentina, y agradezco mucho esa parte de mi historia”, confesó la actriz en la entrevista de Netflix ‘Desde adentro’. “Me siento muy
orgullosa de venir de la Argentina”. Su madre, Jennifer-Marina de Joy, es española-inglesa; su padre, Dennis Taylor,
campeón mundial de motonáutica y rival de Daniel Scioli en los años 80, es escocés- argentino. Cuando Anya, la menor de seis hermanos, nació en Miami, la familia Taylor-Joy se mudó a Buenos Aires, donde vivieron seis años.
“Nos mudamos a Inglaterra cuando la situación política se puso bastante aterradora”, explicó en el programa de ABC News. Londres se convirtió en su nuevo hogar, pero la pequeña Anya siguió hablando castellano, y no inglés, hasta sus ocho años: “Me negué a aprender inglés porque quería irme a casa”, recordó. Creía que si seguía
hablando castellano la llevarían de vuelta a Buenos Aires. Es hasta el día de hoy que los idiomas y acentos son todo un tema. Anya habla perfecto castellano con acento argentino, hasta dice ‘tipo’ en medio de
las oraciones, pero también habla un inglés británico que adapta fácilmente a la tonada norteamericana. En entrevistas y conversaciones demuestra su gran habilidad de mechar palabras y acentuaciones de otro
idioma cambiando la modulación y el tono de voz a mitad de una oración. Además, aunque su vida personal y laboral gire en torno al inglés, cuando se enoja insulta en castellano, admitió. A pesar de venir a nuestro país a pasar las fiestas y visitar a familiares, extraña a la gente: “es muy tierna, se da muchos abrazos, se toca mucho; en Estados Unidos es un poco más fría”, expresó a C5N en su paso por la Argentina en 2016. Anya conserva a los
amigos que hizo en su infancia porteña, su helado preferido es el de dulce de leche y es fanática de las empanadas; ella considera que su verdadera nacionalidad es la argentina. Dos años luego de haberse mudado a Londres, no le quedó otra que aprender el idioma para conocer gente y hacer amigos; ella siempre cuenta que leer los libros de
Harry Potter la ayudó a aggiornarse al inglés. Pero esos primeros años, en una nueva ciudad y una nueva escuela, no fueron fáciles. “Los otros chicos no me entendían, me acosaban mucho”, le contó al diario británico Evening Standard. Esa mirada tan particular que hoy la caracteriza, fue objeto de bullying en su juventud, ¡hasta la etiquetaron en una foto de un pez en Facebook! “Mis ojos estaban muy separados, eso es un hecho”, admitió
la actriz, aunque hoy la expresividad de sus ojos sea un elemento distintivo en Hollywood y en el mundo. Alta y delgada, su camino hacia la fama comenzó en las pasarelas, durante su juventud londinense. Cuando la
convencieron de ser modelo, no lo dudó, pues lo consideró una puerta de entrada al trabajo de sus sueños: la actuación.

EL FUROR DE LA REINA
Podría decirse que interpretar el papel de Beth Harmon fue uno de los hitos más importantes de su carrera. Una niña huérfana, prodigio del ajedrez y proclive a las adicciones es la protagonista de la miniserie más vista de la historia de Netflix. La serie de 7 episodios está basada en la novela de Walter Tevis de 1983, Gambito de reina, y se desarrolla en plena Guerra Fría. Narra la trayectoria de Beth desde los ocho hasta los 32 años, y muestra su lucha contra la adicción mientras trata de convertirse en la mejor jugadora de ajedrez del mundo. Su éxito contra todo pronóstico refleja la importancia de la perseverancia, la familia y de encontrarse y permanecer fiel a uno mismo.
Tras variados y reconocidos papeles anteriores, Gambito de Dama fue el que puso a Anya Taylor-Joy en boca de todos y el que la elevó a nuevos parámetros de nominaciones y premios. “Es obviamente maravilloso que tanta gente haya visto la serie. Volvería a formar parte de este proyecto una y otra vez, he aprendido tanto”, declaró la actriz en su discurso de aceptación del premio a mejor actriz en una miniserie en los Globos de Oro. “Muchas
gracias a la audiencia que la ha visto y que ha apoyado a estos personajes. Lo ha significado todo”.
Pero no son solo los galardones los que demuestran que el éxito de Gambito de dama fue mundial. Desde su estreno en octubre, la novela de Walter Tevis figura en la lista de más vendidas de The New York Times (37 años después de su publicación), la demanda de tableros de ajedrez en eBay ha aumentado 250%, se ha quintuplicado la
cifra de nuevos jugadores en Chess.com y se han duplicado las búsquedas sobre ajedrez en Google (las de «cómo jugar al ajedrez» han alcanzado un récord en los últimos nueve años). En Netflix, una cifra récord de 62 millones de hogares han decidido ver Gambito de dama en sus primeros 28 días y la serie estuvo en el Top 10 en 92 países. Además, convengamos que de pronto todos sabemos lo que significa ‘gambito’; hay que darle crédito por eso como mínimo. Casi nadie hubiera podido predecir que la serie y la actriz se convertirían en el fenómeno global que son ahora. “Estoy muy orgullosa de esta actuación y eso no es algo que diga normalmente. Siento que Beth y yo realizamos un gran viaje, y me siento muy bien por el trabajo que hice en este proyecto”, explicó Taylor-Joy en una
entrevista con Netflix. “Aprendí más sobre ajedrez de lo que nunca pensé aprender en toda mi vida. En verdad me enamoré del juego”. Y no fue la única… El repentino interés hacia el ajedrez fue generalizado, sumando fanáticos en todo el globo.

UNA NUEVA MUSA
No hay lugar a dudas: Gambito de dama la consagró como actriz, elevándola de una joven promesa a una gran estrella de Hollywood. Y aunque la miniserie de Netflix haya marcado un antes y un después, vale la pena recordar su trayectoria del pasado, presente y futuro; Taylor-Joy ha llegado para quedarse. Lleva tan solo 6 años como actriz, pero realiza tantas películas y series por año, que su portfolio no es para nada acotado. Y no solo eso, también es súper variado (es así que resulta difícil de encasillar). Muchos roles distintos, de géneros distintos, con estilos distintos. La bruja le permitió el salto a la fama en 2015, dirigida por Robert Eggers. Esta película de terror contextualizada en el siglo XVII, en la que interpretó a Thomasin, le mereció sus primeros galardones: el Premio Gotham y el Premio Empire como actriz revelación. Al haber protagonizado Morgan en 2016, un thriller de ciencia ficción, y Split en ese mismo año, otra película de suspenso, hemos creído que quizás Anya Taylor-Joy tenía cierta afición por ese estilo de películas. Pero ella lo desmintió. “No lo pienso en términos de género; si me gusta el guión, me gusta el director y me gusta el personaje, hago cualquier género, no me importa”, dijo en C5N allá por 2016. También se le ha dicho que sus particulares rasgos faciales contribuyen a que participe en películas de época, que le permiten adaptarse a los estilos de las distintas décadas. Quizás este es el motivo por el que también ha sido seleccionada para protagonizar Emma, una historia clásica de Jane Austen, de 1815. Esta comedia se realizó en 2020 y también le ha otorgado prestigiosas nominaciones como los Globos de Oro. Otras de sus apariciones memorables fueron en Barry (2016) interpretando a una novia de la juventud de Barack Obama, en Thoroughbreds (2017) con el interesante rol de Lily, como una Madame Curie joven en Radioactive (2019) y en el novedoso spinoff de X-Men, The New Mutants (2020). También participó de la serie Peaky Blinders con el rol de Gina Gray. Como dijimos, su carrera será relativamente corta pero bastante extensa e interesante. Lo que no cabe duda es que es la carrera que estaba destinada a cumplir. “El primer día que pisé el set de The Witch fue el primer día que realmente sentí que pertenecía a cualquier parte. Tuve esta sensación de que estoy donde se supone que debo estar”, recordó en el programa Popcorn with Peter Travers. Junto a Robert Eggers y el equipo de esa primera película, Anya volverá a participar de un proyecto en conjunto: The Northman Moviéndose entre géneros y taquillas cual jugada de ajedrez, Anya Taylor-Joy parece tener el éxito asegurado. El jaque mate recién comienza.
